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Benigànim
La década de los 50

DICTADURAFRANQUISTA

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Benigànim
La década de los 50

DICTADURAFRANQUISTA

El débil terremoto de abril de 1951 y la nevada de enero de 1952 abrieron paso a una nueva década. En 1952 se suprimieron las cartillas de racionamiento, gracias al reconocimiento de Franco por Estados Unidos, que rompió definitivamente el bloqueo internacional y permitió una tenue recuperación, con un retorno progresivo a los índices de 1936. La mejoría, unida a la derrota de la guerrilla antifranquista, permitió la consolidación de la dictadura. El falangismo, en declive, fue sustituido por el proyecto recristianizador de la Iglesia. Su presencia social constante permite describir esta década como nacional-católica. También se amplió la base social franquista con los que se habían beneficiado del estraperlo y los que valoraban la estabilidad y el orden. Detentaron la vara de alcaldía estos años Vicente Esparza García y Vicente Boluda Polop.

La disponibilidad de una masa obrera, un lento desarrollo interior y el impulso europeo estimularon la pequeña empresa rural: Industrias Vicedo, Cerámicas Moscardó y Viresa, convertida en principal motor económico. En 1960, 397 trabajadores se ocupaban en fábricas. En cuanto al campo, Benigànim se sumó a la reconversión del viñedo, de vinos y alcoholes a uva de mesa (rozaki o rosseti), operación generalizada en el centro y este de la comarca, con uso intensivo de mano de obra. En 1957, los 6 exportadores locales enviaban tres vagones diarios a Alemania. En contraste, la alpargatería estaba en retroceso. Aun así, la población pasó de 3.560 habitantes en 1950 a 3.994 en 1960, gracias en parte a la acogida de inmigrantes de Albacete y Murcia.

Persistía la ausencia de libertades en el plano político y las condiciones de trabajo se alejaban de los estándares europeos. Escaseaba la inversión pública con destino social, había atraso en la mecanización del campo y una desigualdad de rentas que favorecía la emigración. En cierta ocasión, Antonia Martínez Segura “La Millonaria” visitó Benigànim y ofreció dinero para caridad y 156 raciones para pobres. La década terminó con una pre-bancarrota en el Estado y con el impacto de una epidemia de gripe asiática en el municipio, en 1957, que obligó a cerrar temporalmente las escuelas.