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Los 51.000 habitantes de la Vall d’Albaida estimados en 1930, se repartían por 34 pueblos (20, de menos de 1.000 habitantes) y un único centro urbano, Ontinyent. El secano comercial (viñedo) coexistía con producciones de consumo familiar (trigo, aceite) y áreas de regadío. En Ontinyent y Fontanars dels Alforins prevalecían la gran propiedad, en manos de la alta nobleza foránea (marqués de Vellisca, conde de Torrefiel…) y las bolsas de jornaleros; aunque también había grandes heredades en el resto del valle. Era escasa la propiedad media, pues sobresalían la pequeña propiedad y el arrendamiento, con recurso habitual a jornales para sobrevivir. La industria se reducía a un textil muy feminizado (Bocairent, Montaverner), al vidrio de L’Olleria y a una mayor diversificación en Ontinyent. Las manufacturas más importantes eran la cerería de Albaida-Agullent y los tejares de Castelló de Rugat. Las condiciones de trabajo y de vida eran inferiores a las de otras zonas industriales. A pesar de la presencia de núcleos de republicanismo blasquista y de la UGT campesina, la Vall era un territorio de caciquismo antiguo y consolidado, con una impronta carlista y del movimiento católico en la zona de Albaida, l’Olleria y Ontinyent-Bocairent.
Hasta 1933, la movilización social consiguió mayorías blasquista en los pueblos pequeños y en Albaida y Ontinyent, y más izquierdista en los pueblos medianos y vitícolas (Aielo de Malferit, Quatretonda, Llutxent, La Pobla del Duc), gracias a la expansión del sindicalismo campesino socialista. La conflictividad se centró en la industria, al extenderse el anarco-sindicalismo. A partir de 1933, la Derecha Regional Valenciana supo aglutinar al histórico carlismo y al movimiento católico en un constante crecimiento. Los efectos de la Gran Depresión económica en 1934 fueron precedidos por una insurrección libertaria, en diciembre de 1933, en Ontinyent. Y hubo un amplio seguimiento de la huelga general campesina socialista.
Las elecciones de febrero de 1936 demostraron el éxito del discurso agrarista, conservador y católico de la Derecha Regional, que obtuvo la victoria en la comarca, exceptuadas en las poblaciones medianas, dedicadas al viñedo. Como en el resto del país, hasta el mes de julio la conflictividad osciló entre el anticlericalismo, la pugna laboral (huelga general en Ontinyent) y el antagonismo político (Albaida).