Con la UCD en el gobierno, la crisis económica mundial golpeaba la economía y al empleo, al tiempo que crecía la violencia terrorista. Se firmaron los Pactos de la Moncloa para conseguir la paz social, pero se acordaron también otros aspectos: la amnistía para los presos políticos y el “olvido” de los crímenes del franquismo, la ampliación de las libertades, la despenalización del adulterio y el “amancebamiento”, etc. El Parlamento preparó una Constitución que establecía la monarquía parlamentaria, la democracia y una reorganización autonómica del territorio. Se refrendó en el referéndum del 6 de diciembre de 1978, con casi un 88% favorable. En Benigànim hubo un 86,4% a favor.

La politización de la sociedad también alcanzó Benigànim. En 1978 se presentaron en Benigànim el sindicato Comisiones Obreras, que constituyó una Unión Local, y la formación política PSOE-PSPV. El socialismo se había rediseñado: el PSOE incorporaba el PSP de Tierno Galván y el socialismo valencianista del PSPV. Las nuevas elecciones generales, ahora ya bajo el marco democrático de la Constitución, dieron una nueva victoria a la UCD, aunque sin mayoría absoluta, e inauguraron el bipartidismo imperfecto en la política española, conformado por la UCD y el PSOE.

Benigànim seguía perfilándose como una sociedad de centro-derecha: la UCD obtuvo el 54,53% de los votos, seguida por el PSOE, con el 27,23% y el PCE, con el 6,97%. Sin embargo, crecía el franquismo continuista (5,06%) de la Coalición Unión Nacional de Blas Piñar. Por otro lado, la dispersa izquierda del comunismo conseguía un 1,47%, el nacionalismo valenciano un 0,50% y el regionalismo un 0,43%.

Las elecciones municipales de 1979 terminaron de diseñar un marco democrático para las instituciones públicas con la victoria del PSOE en la España urbana. En Benigànim solamente se presentaron dos candidaturas, correspondientes a la UCD y al PCE. Los votantes dieron su confianza a la UCD con un 79,23% de sufragios y 9 concejales frente al 20,77% del comunismo y 2 concejales. De esta manera, Paco Salvador Oliver se convertía en el primer alcalde de la nueva democracia.