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Benigànim El “escudo” de la República: la escuela

SEGUNDAREPÚBLICA

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Benigànim El “escudo” de la República: la escuela

SEGUNDAREPÚBLICA

España era en 1931 un país de analfabetos, con clara discriminación de género. En 1930, en la Vall d’Albaida, el 57,05% mujeres y el 47,08% de hombres eran ágrafos. La Ley Moyano (1857) había establecido la obligatoriedad y la gratuidad de la enseñanza, pero la inversión educativa pública había sido muy escasa.  Se abría así el camino para que la Iglesia Católica dominara la educación y socializara a partir del integrismo que condenaba el liberalismo o la separación Iglesia-Estado y del nacional-catolicismo.

Republicanos e izquierda obrera compartían la misma pasión por la educación como medio de redención personal y de transformación social. El gobierno republicano-socialista (1931-1933) acometió una profunda reforma educativa desde la consideración de la escuela como “el escudo de la República y el campo de siembra de los republicanos y demócratas de mañana” (Manuel Azaña). Para ello se abrieron miles de escuelas y se formaron nuevos maestros desde criterios pedagógicos de vanguardia. No en vano, se había caracterizado al nuevo régimen como la “República de los maestros”. La escuela republicana aspiraba a ser “pública, laica, unificada [socialmente y en cuanto al género], respectuosa amb les peculiarietats de les nacionalitats i regions i pedagógicamente activa” (Carme Agulló).

En Benigànim, los déficits educativos eran particularmente profundos. Era una de las poblaciones del valle con menor retroceso en tasas de analfabetismo en la década de los 20. En 1931 las aulas presentaban importantes déficits de habitabilidad. Se hacinaban en ellas 289 chicos y chicas para cuatro maestros. También existía el Patronato de las Hijas de la Caridad para párvulos (121 en 1933) y niñas (62), y la escuela para niños de los padres franciscanos (121). Aunque se fueron ampliando las aulas, se hacía necesario un nuevo centro, que se inauguraría en 1937. Era un edificio racionalista, que seguía las corrientes higienistas y pedagógicas más innovadoras. Se le calificó como “uno de los más bellos y proporcionados” de su tiempo. Se entiende que consideremos hoy la política educativa republicana como una parte central de nuestra memoria democrática.