03

“Para ofrendar
nuevas glorias…”

DICTADURAFRANQUISTA

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“Para ofrendar
nuevas glorias…”

DICTADURAFRANQUISTA

La represión franquista fue despiadada en el País Valenciano, recientemente conquistado. Lugares emblemáticos que guardan la memoria de esta violencia son los campos de concentración de Los Almendros y Albatera, y el Reformatorio de Adultos, en Alicante, y las cárceles de Sant Miquel dels Reis y Santa Clara, en Valencia, entre otros. Entre 1938 y 1948 fueron asesinados al menos 4.532 republicanos, de los que 2.239 murieron en el “Paredón de España” del cementerio de Paterna. Aparte, se aplicaron fuertes medidas represivas, con depuraciones, trabajo esclavo, etc. El País Valenciano era consideradas una “tierra de misión”, por su pasado republicano e izquierdista, y fue sometido por el régimen a intensa propaganda, en cooperación con la Iglesia Católica. Por otro lado, la Agrupación Guerrillera de Levante, de filiación comunista, desarrolló su actividad opositora en ámbito urbano y, sobre todo, rural: los maquis.

La autarquía destrozó la economía valenciana, que era dinámica y exportadora, además de deficitaria en grano y aceite. Ello tuvo un fuerte impacto social, especialmente en las ciudades. Sin embargo, las restricciones importadoras relanzaron la industria textil.

Ideológicamente, el nacional-catolicismo imperó en los años 50. El arzobispo Marcelino Olaechea ayudó a difundir un regionalismo valenciano de tinte católico, al tiempo que se declaraban las primeras grandes huelgas en Alcoy o los Altos Hornos de Sagunto, y por la riada de 1957, denunciando la carencia de infraestructuras.

En los 60 el auge del turismo y de las exportaciones relanzó la economía y condujo a grandes cambios: aumento de la población valenciana, un 36% entre el 1960 el 1970, y oleada migratoria hacia las zonas industriales y costeras. La economía valenciana sumó a la agricultura comercial la industrialización (calzado, textil, azulejos, siderurgia) y se terciarizó. Con todo, las carencias eran enormes en educación, sanidad y vivienda. La oposición antifranquista se diversificó: fue obrera (nace Comisiones Obreras en 1966; aparecen sindicatos católicos); estudiantil y valencianista (editoriales, cultura, Partit Socialista Valencià), y política: principalmente, el Partido Comunista.